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La mayoría de nosotros tiende a basar su vida en lo que hacemos, nuestras obras, no la gracia como un favor inmerecido. Nos retamos a nosotros mismos a "hacerlo mejor", convencidos de que el "éxito" depende de nosotros mismos, nuestra entrega, esfuerzo y disciplina. Es cierto, nos dicen, que hace falta algo de suerte, quizás incluso la ayuda de Dios o quien sea, pero como dice la canción del grupo de Liverpool con la que empezamos este programa, Echo & The Bunnymen "tienes que ser tu propio salvador" (Silver, 1984)...

La gracia no es un complemento, algo que se añade a nuestras obras. Si como dice la cantautora estadounidense Sharon Van Etten, estamos "intentando salvarnos a nosotros mismos" (2020) desconocemos que la salvación es por la gracia de Dios, un regalo que recibimos libre e inmerecidamente. Stephen Stills descubrió que "Jesús dio su amor gratis". Así se llama la canción que grabó con el grupo que formó después de Buffalo Springfield y CSNY, Manassas en 1972. Uno de los secretos mejor guardados hoy, incluso entre los mismos cristianos, es que Jesús hace todo. No sólo somos salvos por gracia, sino que vivimos por gracia.

Todos pensamos que si nos esforzamos, seremos recompensados. La historia de Jesús en la que hoy nos detenemos en nuestro viaje en nuestra Ruta por los 66 libros de la Biblia es la de los obreros de la viña (Mateo 20:1-16). Nos enseña que Dios trata con nosotros sobre la base de la gracia, no en consideración a nuestros méritos o falta de ellos. Cada jornalero recibe el salario completo del día, independientemente del tiempo que ha trabajado. Ya que igual que no podemos ganar nuestra salvación, sino recibirla como un regalo, tampoco podemos ganar las bendiciones de Dios, sino recibirlas como un regalo por medio de Jesucristo. Esta parábola nos enseña que el Reino de Dios no se basa en los méritos, sino en la gracia. Dios no nos debe nada. El no nos necesita. Somos nosotros los que le necesitamos a Él.

Una de las películas que mejor ilustra la gracia de Dios es el film danés "El festín de Babette" (1988). Basado en un cuento de Isak Dinesen, el seudónimo de la autora de "Memorias de Africa", Karen Blixen, se desarrolla originalmente en un ambiente pietista luterano de Noruega. El director Gabriel Axel la traslada a la región danesa de Jutlandia, Escuchamos escenas de la película, comentadas por José de Segovia con la banda sonora original, para descubrir con el personaje del general Lowenhielm que: "el hombre en su debilidad y miopía cree que tiene que tomar decisiones en la vida; temblamos ante las opciones; y después de haber elegido, tememos habernos equivocado; pero cuando se nos abren los ojos, descubrimos que la gracia de Dios es infinita; sólo tenemos que esperarla con confianza y recibirla con gratitud".

Si la gracia de Dios no nos sorprende es porque no creemos realmente que seamos tan malos. "El tigre de Galés", Tom Jones, se pregunta ahora al comienzo su álbum de "Alabanza y culpa" (2010), "¿Qué hay de bueno en mí?". El clásico del góspel afroamericano que hizo Clara Ward en 1951 y popularizó Mahalia Jackson, "¿Cómo lo superé?" lo versiona ahora en 2018, una banda británica de rock alternativo llamada Reef. Nos dice que es "mirando a Jesús, que murió por mí, sangró y sufrió, colgado en el Calvario".

Acabamos el programa con el conmovedor tema de Bob Dylan, "¿Qué puedo hacer por ti?" de su álbum "Salvado", contando la historia que ha revelado ahora el baterista Jim Kelter a la revista inglesa Mojo de cómo dejó el estudio de grabación, después de trabajar con los Beatles, para seguir al actual Premio Nobel de Literatura en su gira como "cristiano nacido de nuevo". Es el asombro de la gracia cuando uno se da cuenta que si Cristo ha "dado su vida por mí, ¿qué puedo hacer yo" por Él? En nuestra próxima parada seguiremos considerando este capítulo 20 de la Buena Noticia según Mateo...