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Somos tan contradictorios que a veces, a los que más hacemos daño, son a los que más queremos y llegamos a tratar peor que a los extraños. Uno no deja de asombrarse de la facilidad con que el amor se convierte en odio tan fácilmente. Somos tan ingratos. Es por eso que Jesús hizo de su última cena, una comida en la memoria de Aquel que estaban a punto de negar y traicionar, aquellos que consideraba sus amigos.

Phil Keaggy es considerado por muchos como el mejor guitarrista cristiano contemporáneo. A menudo se cita para ello, los supuestos elogios de Hendrix en un programas de televisión, Clapton o Van Halen. Keaggy no se lo cree, porque Hendrix murió dos semanas antes de que él grabara su primer disco en su estudio del Village de Nueva York en 1970. Fue el año de la conversión de Keaggy. El es cristiano evangélico, pero usa en esta canción del año 2000 la expresión "Cáliz", más propia de ámbitos sacramentalistas, para hablar de la identificación del creyente en su sufrimiento con el partimiento del pan y la copa de vino de la Mesa del Señor, que Jesús instituye en este texto del Evangelio según Mateo (26:17-29). "La Última Cena" es también el título de una sorprendente canción de Larry Norman en su primer disco para Capitol en 1969, que muestra una imaginación en la letra y una creatividad en la música, realmente impresionante. La participación en la Mesa del Señor es la identificación también del creyente con la comunidad cristiana. Su alejamiento lleva a Bono a verse como un "Acróbata" en el tema de U2 del año 91, que expresa su deseo de "unirse a un movimiento en que pudiera creer / partir el pan y beber el vino / si hay una iglesia que le reciba / porque la necesita ya mismo".

Ya octogenario, Clint Eastwood ha hecho una serie de películas poco apreciadas por el gran público y menos aún por la crítica que antes la había ensalzado, pero ahora contempla con perplejidad la desnudez de sus formas. Tanto "Sully" (2016) como "15:17 Tren a París" (2018) y "Richard Jewell" (2019) están basadas en hechos reales. Muestran la tragedia de individuos que son exaltados al principio como héroes, para en el caso de Sully y Jewell, ser considerados villanos a continuación. Lo voluble de la opinión pública es tan sorprendente como la negación de Pedro (vv. 30-35; 69-75), capaz de declarar a Jesús su lealtad hasta la muerte, para decir luego que no tiene nada que ver con Él a una desconocida. Jewell fue un guardia de seguridad que descubrió una bomba durante un concierto en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Aclamado por los medios, es considerado a continuación sospechoso de poner él mismo la bomba, por los mismos medios que le habían convertido en un héroe. La analogía con el Evangelio es evidente. Escuchamos algunos diálogos de la película, comentados por José de Segovia con música de las bandas sonoras de esta trilogía de Eastwood.

El nombre mismo de Judas se ha convertido en sinónimo de traidor. Escuchamos la canción que interpreta en su versión española, Teddy Bautista en "Jesucristo Superstar" (1974), aunque nosotros preferimos el relato de la "Traición" que hace Adrian Snell en su "Pasión" con la Royal Philarmonic Orchestra con la voz de Mark Williamson. En nuestra próxima parada en esta Ruta consideraremos lo ocurrido en Getsemaní desde la perspectiva de la relación eterna entre Padre e Hijo...