Vivimos tiempos de liderazgos personalísimos que intentan hacer creer que tienen el control de las decisiones globales. En esto Donald Trump se lleva las palmas y pretende, una vez más, hacerlo creer con el cese al fuego entre Irán e Israel.
Todo inició el lunes con una publicación en su red social, con un anuncio unilateral de pausa a las hostilidades, que al principio no fue respaldada por ninguno de los dos países e incluso incumplieron con sendos ataques.
En medio de las confusiones iniciales, dentro de Estados Unidos y en el mundo se seguía con expectación los primeros pasos de esa conclusión temporal de la denominada “guerra de los 12 días”, al ritmo de una serie de publicaciones en redes, que en pocas horas anunciaron ataques, idas, retiradas, regaños y órdenes. Tal la intensidad que en varias usó palabras en mayúscula, para poner mayor intensidad a sus palabras.
Uno de estos sintetiza esa forma de liderazgo. “Israel e Irán se acercaron a mí, casi simultáneamente, y me dijeron: "¡PAZ!" Sabía que el momento era AHORA”. De esta puesta en escena lo que pareciera quedar claro es que él no quería llegar a la reunión de la OTAN, en Países Bajos, sin una resolución de la conflagración.
¿Es esta tregua sólida, como arranque de una solución al conflicto en Medio Oriente y sus implicaciones en el resto del mundo? Eso está por verse. Por ahora algunas declaraciones requieren de más análisis. El primer ministro israelí Netanyahu, aseguró que actuará "con la misma determinación" y "la misma fuerza" sobre Irán si intenta retomar su proyecto nuclear. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, al reconocer el cese dijo que “el enemigo agresor fracasó una y otra vez en lograr sus siniestros objetivos de destruir las instalaciones nucleares, el declive del conocimiento nuclear y el malestar social”.
Para poner foco en este momento del acontecimiento conversaremos con el relacionista internacional y director del Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, Carlos Murillo Zamora.