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DAVID BROWN
El Banquete de los Dioses fue terminado por Giovanni Bellini, el decano
de los pintores venecianos del siglo XV, sólo dos años antes de su
muerte cuando rondaba los 85 años. En la cuba de madera ubicada en
el extremo inferior derecho, podemos ver un trozo de papel ilusionista
con su firma y la fecha, 1514. El tema es una bacanal, en realidad una
especie de orgía.

Para Bellini, implicó un cambio radical con respecto a los retratos de la
Virgen, los santos y otros en los que él se había concentrado durante su
larga carrera. Pero los temas atrevidos y mitológicos se habían vuelto
muy importantes para las generaciones más jóvenes de pintores
renacentistas, muchos de qual es habían sido sus discípulos. Cuando
Bellini empezó a trabajar este tema, se estaba convirtiendo, de hecho,
en su rival. Bellini eligió representar la bacanal como una especie de
picnic al aire libre, en el que los dioses del Olimpo bebían, comían y
dormían. Entre ellos se encuentra Mercurio, a la izquierda, con su casco
y su bastón de mando, y justo a la derecha está Júpiter, soberano de los
dioses. Lo identifica un águila imperial.

Hay algunos momentos moderadamente excitantes. Por ejemplo, en la
esquina inferior derecha, el lujurioso Príapo levanta el traje de Lotis, la
ninfa dormida, pero su intento se verá frustrado por el rebuzno del asno
que está en el extremo izquierdo, el cual despertará a toda la
concurrencia. En un momento, Príapo quedará en ridículo y antes de
que huya avergonzado exigirá el sacrificio anual de un asno para
resarcir su humillación. Es probable que el anciano Bellini no se haya
sentido del todo cómodo con el trasfondo erótico de su tema, pero el
tema es casi secundario ante la belleza con la que realizó este cuadro.
De hecho, he visto a muchos visitantes detenerse a admirar la gloriosa
sinfonía de rosados, blancos, azules y amarillos, la exhuberancia del
paisaje y los deslumbrantes detalles de naturaleza muerta de la escena,
tales como el tazón de frutas a los pies de los dioses, las diversas
coronas sobre sus cabezas o, a la izquierda, el vino que brota de un
barril al interior de una jarra de vidrio transparente. La gente se marcha
sobrecogida sin prestar ninguna atención al significado del cuadro.
El paisaje detrás de las figuras fue alterado. En la obra original de Bellini
los árboles de la derecha se prolongaban a lo largo del lienzo. Años más
tarde Tiziano, su brillante discípulo, reemplazó muchos de esos árboles
con la escarpada montaña que ahora surge a la izquierda, tal vez para
que hiciera juego con otros cuadros colgados a su lado, tres de los
cuales habían sido pintados por él mismo. Entonces, esta obra maestra
es en realidad un esfuerzo compartido, con las figuras pintadas por
Bellini y un paisaje en gran parte realizado por Tiziano.

DAVID BULL
Empecé a limpiar el cuadro en 1985, decidido a investigar las
conclusiones de John Walker, quien en 1954, como director de la
Galería Nacional, había publicado un libro pionero acerca de esta obra.
Éste incluía una radiografía que revela la composición original de Bellini
realizada en 1514 en la que había pintado una fila continua de troncos
de árboles detrás de las figuras. El cuadro no había sido limpiado desde
comienzos del siglo XIX. Estaba cubierto por un barniz amarillo marrón
intenso que también había perdido mucho de su transparencia. Al
remover el barniz se reveló una maravillosa gama de colores venecianos
y los detalles se hicieron mucho más claros. Llegué a la conclusión de que la primera alteración del paisaje había sido realizada por Dosso Dossi, pintor de la corte. Las alteraciones de Tiziano cubrían la mayor parte de las de Dosso, pero Tiziano dejó el faisán en el árbol en la esquina superior derecha y las brillantes hojas verdes justo encima y alrededor del ave. No conocemos la razón por la
que Tiziano dejó esta pequeña área de la obra de Dosso, pero sabemos
que el Duque de Ferrara, quien encargó la pintura, sentía tal pasión por
los faisanes que no permitía que se sirvieran como platillo en su corte.
Entonces, tal vez el duque no quiso que su queridísimo faisán fuera
molestado o, tal vez, lo más probable sea que Tiziano hubiese querido
evitar herir los sentimientos de Dosso.

Además, Walker había sugerido que Tiziano hizo 17 alteraciones a las
figuras. Yo descubrí que Tiziano no hizo ninguna alteración a las figuras.
Esto lo trabajamos con radiografías, reflectografía infrarroja y tomando
diminutas muestras de pintura. Bajo un microscopio pude distinguir las
sucesivas capas de pintura. En algunas partes hay nada menos que 14
capas y en otras sólo tres. Al analizar el cuadro y comparar la
información, logré determinar cuáles capas pertenecieron a cada uno de
los pintores. La investigación de la eliminación del barniz me tomó cuatro
años y medio, un largo tiempo, y creo que yo envejecé como unos 25
años. Pero el resultado, supongo que usted estará de acuerdo conmigo,
es un cuadro de una extraordinaria belleza.