Dar limosna no significa solo dar dinero a una persona muy pobre o a alguien muy necesitado. Existen muchas formas de ofrecer limosna o sadaqa. Por ejemplo, cuando realizamos una buena acción a favor de alguien desvalido o que merece un trato especial. De acuerdo con esta concepción, ofrecemos limosna cuando cedemos el puesto a una mujer embarazada o con un bebé en sus brazos en el trasporte público. En este caso la intención se convierte en limosna. Así lo enuncia el Profeta (la paz y las bendiciones sean con él y su familia): “cualquier acto bueno es una sadaqa”. De esta manera, auxiliar a un anciano a cruzar la calle o visitar a un enfermo también se consideran buenos actos o limosnas, sobre todo si se trata de alguien a quien no conocemos. Dice el Profeta: “tratad a vuestros enfermos con la limosna”.
