Esta semana damos continuidad al relato o historia sobre el Profeta Moisés (P) que veníamos narrando durante el año que recién terminó.
Si recuerdan, dijimos que los Hijos de Israel después de ser salvados de los faraones y de ser testigos del milagro de la división del mar y otros, nuevamente se mostraron indiferentes hacia el monoteísmo, y cuando vieron a un grupo de idólatras le pidieron a Moisés que les pusiera un ídolo para que lo adoraran; de lo contrario desobedecerían las órdenes de su Profeta.
En esta continuación veremos como ellos buscaron las facilidades materiales propias de lo mundanal en vez de buscar el favor de Dios, cumpliendo con lo que Su Señor, les había ordenado llevar a cabo, y quedando así vagando en el desierto con tal de que la siguiente generación fuese quien por medio de su arrepentimiento, experiencia y reformación, se convirtieran en los merecedores del favor de Dios en las nuevas tierras que les había sido dadas.