Con su autor, José Miguel Aragón.
De su corazón a sus asuntos, José Miguel Aragón (Josemi, como le conocemos en el barrio) recorre casi cada día el camino que va desde su casa hasta la asociación El Olivar, en el número 21 de la calle Mar Amarillo. Durante más de 30 años, en este edificio de color membrillo, que en los tiempos del blanco y negro se llamó La Humanitaria, han ocurrido muchas cosas. Tantas que, en algún momento, Josemi decidió que había que contarlas, tal vez para apuntalar sus recuerdos y salvarlos del olvido o, quizá, porque como dice Irene Vallejo, “somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces”.