“Si Dios ya ha contestado todas tus oraciones, Él ha probado tu fe. Si Él aún no lo ha hecho, está probando tu paciencia”. ¿Cuántas veces es esta una realidad en nuestras vidas? Creo que en repetidas ocasiones. Clamamos y clamamos y parece no haber respuesta. Parece que nuestras oraciones no pasan del techo, sin embargo, Dios ha prometido escucharlas todas y cada una de ellas. Nos sentimos desvalidos, desprotegidos y angustiados. Esperamos un sí ahora que se convierte en un no constante. Confiamos y esperamos, pero al parecer, no pasa nada.
La verdad de todo es que sí pasa algo. Dios está obrando. Él está presente y no se ha olvidado de nosotros. El salmista clamó muchas veces, esperó desesperadamente, se frustró constantemente y se quejó permanentemente. Sin embargo, Él llegaba a la misma conclusión diciendo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos” (Salmo 40:1-2, RV1960).
La próxima vez que pienses que tus oraciones no son escuchadas, recuerda que Dios está haciendo tres cosas: probando tu fe, moldeando tu carácter y obrando a tu favor aunque tú no lo creas. La Biblia dice en Salmos 34:19-20 “La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión. Pues el Señor protege los huesos de los justos;¡ni uno solo es quebrado!” (TLA).