Hace poco mi familia y yo hicimos una venta de garaje en nuestra casa. Días antes, me puse a sacar la ropa y los artículos que ya no usaba desde hace algún tiempo. Me quedé impresionado del número de cosas que uno acumula a través de los años y que ya no tienen uso alguno, bueno, solo el ocupar excesivamente más espacio en nuestros nocheros, gabinetes, cajones y closets donde los estamos almacenando. Nos damos cuenta que mucho de lo que conservamos no lo usamos, pero nos apegamos a las cosas como “si algún día fuésemos a usarlas”. La verdad es que pasan los años y no las usamos para nada.
Esto muestra nuestra tendencia para apegarnos a lo temporal como si fuera eterno. De la misma manera pasa con nuestra mente y con nuestro corazón. ¿Cuántas cosas no almacenamos allí sin utilidad alguna? Por ejemplo, pensamientos negativos, resentimientos, amargura, traumas, abusos, pecados ocultos y muchas cosas más. Debemos sacar todas las cosas que acumulan espacio innecesario en nuestra mente y en nuestro corazón. Debemos desechar lo malo y cultivar lo bueno. Debemos pedirle a Dios que nos limpie y que nos ayude a solo almacenar lo que sea realmente necesario para nuestro crecimiento emocional y espiritual.
Entonces, ¿estás preparado(a) para que Él te limpie? La Biblia dice en el Salmo 51:2, “Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado” (RV1960).