Escucha atentamente el siguiente dicho: “Los padres afortunados que tienen buenos hijos generalmente tienen hijos afortunados que tienen buenos padres”. En otras palabras, los padres que piensan que sus hijos son geniales suelen tener hijos que piensan que sus padres son geniales.
La Biblia lo expresa de la siguiente manera: “recogemos lo que sembramos”. Si eres un buen amigo, tendrás buenos amigos. Si eres generoso, recibirás generosidad de parte de otros. Si eres bondadoso, recibirás bondad, etc.
Recogemos en la vida lo que invertimos en ella. Es impresionante como ese principio nos permite crear ese mundo en el cual soñamos en vivir al simplemente prestar atención a nuestras acciones. Asegúrate que estás sembrando lo que quieres recibir. No hay regla más verídica que esta. La Biblia dice, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”, (Proverbios 4:18, NTV).