A los padres de un joven les encantaba que su hijo tocara para los visitantes que llegaban a su casa después de haber invertido una buena cantidad de dinero para enviar a su hijo a las mejores clases de piano. Una tarde, después de que su hijo tocó algunas piezas musicales muy sencillas, el papá le dijo: “Bueno, hijo mío, ahora por favor toca algo más costoso que eso”.
Aunque las palabras que escogió el padre para desafiar a su hijo son debatibles, él tenía un punto importante: “debemos vivir de acuerdo al potencial que nos ha sido dado”. El apóstol Pablo lo dijo de la siguiente manera, “…les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios” (Efesios 4:1b). Cuando fallamos de vivir a la altura de nuestro potencial, desperdiciamos lo que Dios ha puesto e invertido en nosotros.
Dios nos ha dado un llamado especifico a cada uno de nosotros. Con Su ayuda, podemos vivir a la altura de ese llamado pero debemos ser diligentes y esforzarnos por hacer lo mejor de nuestra parte. La Biblia dice, “Dios hará que esto suceda, porque aquel que los llama es fiel”, (1 Tesalonicenses 5:24, NTV).