Un joven estaba saliendo a un retiro de la iglesia en la isla un día viernes y le preguntó a su papá, ¿crees que puedes darme un poco de dinero para gastar en el retiro? Por supuesto le dijo el papá, ¿qué tan poquito dinero quieres? ¿un dólar o menos?
¿Qué tal si le pedimos de la misma manera a Dios? ¿Podrías Señor ayudarnos un poquito en la manera como vivimos? Por supuesto, Dios podría responder. ¿Qué tan poca ayuda necesitas hoy? Sin embargo, la Biblia dice que Dios hace todo lo contrario. Nos dio a Su único Hijo y continuamente nos da más de lo que podamos pensar o pedir. Él provee abundantemente y extravagantemente para sus hijos. Nos da mucho más de Su gracia de lo que verdaderamente necesitamos.
Debemos dar para bendecir a otros de una manera abundante y que muestre nuestro verdadero amor.
Podemos seguir el ejemplo de Dios al lidiar con las personas en nuestras vidas, es decir, con nuestros hijos, amigos, compañeros de trabajo, etc. La Biblia dice, “Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo”, (Salmo 31:19, NTV).