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¿Has sufrido alguna vez de rabia? A veces pensamos que esta es solo una enfermedad infecciosa que le da a los animales, especialmente a los perros. Sin embargo, la rabia es también conocida como un enojo grande que se manifiesta con palabras, gritos y ademanes bruscos y violentos. Alguien dijo: “Nunca te enfrentes a una persona rabiosa a la que no le importan las consecuencias de sus actos”.

La rabia es propulsora de problemas y sus manifestaciones son múltiples. Si te fascina gritar y herir con tus palabras, eres una persona que invita abiertamente para que la rabia controle todo tu ser. La locura comienza cuando la rabia controla. ¿Qué puedes hacer para evitarla? Ejercer el dominio propio en cuanto a tus palabras y a tus acciones. También el pensar antes de actuar. De la misma manera, reconocer cuando la rabia nos está colmando, tomar un tiempo a solas y regresar un poco más calmados para enfrentar la situación.

Por último, debemos entender que la rabia emocional es también pegajosa. Por lo tanto, debemos evitar a las personas iracundas y rabiosas, porque tarde que temprano, aprenderemos de ellas. Deja la rabia y práctica la calma que proviene de parte de Dios. La Biblia dice en Santiago 1:20, “El enojo humano no produce la rectitud que Dios desea”, (NTV)