Los deseos humanos son tus emociones y tus afectos. Nuestras emociones deben ser controladas por la voluntad de Dios y no por cómo nos sentimos. Déjame darte tres pautas prácticas para lidiar con tus emociones. Cuando estés enojado, molesto o frustrado, sin importar lo que sientas, considera las siguientes preguntas.
¿Cuál es la verdadera razón por la que estoy sintiendo esto? Tal vez se relacione con algo que te dijeron hace muchos años o sea un temor o preocupación. Aunque hayan pasado los años, aún proyectas muchas de tus emociones en otros, obviando la herida que está en tu corazón. Otra pregunta que te debes hacer es ¿Es cierto o verdadero lo que siento en ese momento? Muchas veces las emociones nos hacen creer en mentiras. Pensamos que somos los únicos que estamos pasando por esa situación cuando hay otros que están en condiciones más precarias a la nuestra. Al igual que el profeta Elías en la Biblia, actuamos como si fuéramos los únicos que intentamos hacer lo correcto en el mundo.
Por último, nos podemos preguntar, ¿lo que siento me está ayudando o me está lastimando? Muchos sentimientos parecen naturales, pero en realidad son contraproducentes. Recuerda que estas son solo algunas recomendaciones para controlar nuestras emociones. La Biblia dice en Proverbios 16:32, “Mejor es ser paciente que poderoso; más vale tener control propio que conquistar una ciudad” (NTV).