La expresión común, “darse golpes de pecho” viene de la antigua costumbre cuando la gente se arrepentía y sentía remordimiento por algo que habían hecho y lo mostraban públicamente como una señal externa de arrepentimiento durante todo un día. ¿Te imaginas? Tendríamos moretones en el pecho de tantos golpes por las cuales nos hemos tenido que arrepentir en la vida.
Lo más importante es que no es necesario “darnos golpes de pecho” cuando nos hemos arrepentido de algo. Simplemente tenemos que cambiar de dirección y no volverlo a hacer. No sacamos nada con darnos golpes de pecho por lo que hemos hecho o dejado de hacer. Toma responsabilidad por tus acciones, arrepiéntete, cambia de rumbo y tu vida será transformada.
No podemos vivir la vida dándonos golpes de pecho por todos los errores que hemos cometido. Dios nos ha perdonado a través de Su Hijo Cristo y ya no tenemos que darnos golpes de pecho. Él ha perdonado todos nuestros pecados. La Biblia dice, “el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador”, (Lucas 18:13, NTV).