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Una de las heridas más grandes que puede sufrir el ser humano es la herida del abandono. Psicológicamente es una de las heridas más difíciles de las cuales una persona se puede recobrar. Desde el abandono de un padre o madre, como el abandono de un conyugue, un hijo o un ser querido, son catalogados como eventos traumáticos para la vida emocional del ser humano.

Muchos adultos batallan con sentimientos de inseguridad, dolor, coraje, amargura, resentimiento, frustración, fobias y mucho más, solo por la ausencia o abandono de una de las figuras de autoridad y apoyo emocional en sus vidas. Otros sufren de una baja autoestima o se auto conmiseran debido a lo que causa el abandono. Lo interesante es que el abandono es un sentimiento más común de lo que parece. El mismo Señor Jesús sintió que había sido abandonado por sus amigos, su familia y por todos sus seguidores. En el momento de más angustia a punto de morir, sin dudar de lo que estaba llamado a hacer, sintió la ausencia emocionalmente de parte de Su Padre, sin embargo, Él estaba ahí.

¿Te has sentido de esa manera? ¿Has sufrido de abandono? Déjame decirte que Dios nunca nos abandona. Él ha prometido estar con nosotros siempre. Así que, solo experimenta Su paz y Su gozo. La Biblia dice en Marcos 15:34 , “34 Luego, a las tres de la tarde, Jesús clamó con voz fuerte: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que significa «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (NTV).