¿Has visto a los niños cuando apenas están tratando de caminar? Dan tres y cuatro pasos hasta que se caen pero luego se levantan. Practican por pocos días y ya no desean estar en los brazos de nadie. Lo que desean es caminar, explorar el mundo y correr por la casa o por donde les sea posible.
Como padres al principio les decimos, “levántate, no pasa nada, sigue adelante”. Después de un tiempo, ya no tenemos que decirles nada porque ellos se levantan solos. Pero, ¿qué pasa cuando crecemos? ¿Por qué parece que el levantarnos después de nuestras caídas parece ser cada vez más difícil? Debemos aprender de los niños y levantarnos tan pronto como sea posible. Entre más estamos en el piso, más nos alimentaremos de pensamientos negativos y de conmiseración que nos impiden seguir caminando.
Hoy Dios como buen Padre desea que te levantes, que le mires a Él y corras libremente a sus brazos. Él esta allí para ayudarte. Así que si te caes, ¡levántate¡ Dios está de tu lado. La Biblia dice, “Los justos podrán tropezar siete veces, pero volverán a levantarse. En cambio, basta una sola calamidad para derribar al perverso”, (Proverbios 24:16, NTV).