“Come and check on me” (ven y mírame) es la frase celebre de mi hija todos los días al ponerla a dormir. Ella quiere que vaya y cheque una vez y este dormida que verdaderamente lo está. El solo hecho que vaya a mirarle luego de ponerla a dormir, le da seguridad y le ayuda a concebir el sueño rápidamente. De la misma manera, somos así con Dios como nuestro Padre.
Le decimos con nuestras palabras y acciones, “ven y mírame Dios”. Los patriarcas no solo pedían que los mirara a ellos sino a todo un pueblo. De la misma forma, los profetas, apóstoles, y hasta el mismo Jesús le pidió a Su Padre que lo viera en los momentos más críticos de Su vida como lo fue antes de Su crucifixión.
Lo más hermoso es saber que nuestro Padre celestial realmente nos ve. Él no solo nos observa, sino que nos sustenta, protege, dirige y ayuda. ¡Qué bendición es saber esto! No solo podemos concebir el sueño sino estar seguros que Él siempre estará allí con nosotros. Su presencia es real. La Biblia dice, “pero el Señor vela por los que le temen, por aquellos que confían en su amor inagotable”. (Salmo 33:18, NTV).