Siempre he dicho que “la preocupación excesiva es ateísmo práctico”. Si nos preocupamos todo el tiempo aún cuando decimos que confiamos en Dios, entonces realmente no confiamos ni creemos en lo que Él es. Pero, ¿de qué nos preocupamos? He aquí una corta lista: nos preocupamos de los pecados del ayer, nos preocupamos de los éxitos del pasado, nos preocupamos de los pesares del ayer, nos preocupamos del presente en el que vivimos, nos preocupamos del futuro por el que tanto trabajamos.
Otra pregunta que surge es, ¿qué ganamos con preocuparnos? El Señor Jesús la respondió muy bien cuando dijo que no le podíamos añadir años a nuestra vida con el hecho de preocuparnos. Es más, les pidió a sus discípulos que buscaran en primer lugar las cosas de Dios y lo demás vendría por añadidura (Mateo 6:33)
Así que ya no te preocupes tanto. Te ayudará en tu salud física, fortalecerá tu salud emocional y crecerás mucho en tu vida espiritual. La Biblia dice, “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy”, (Mateo 6:34, NTV).