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“Yo no me pierdo, me desubico”, es la frase que uso muchas veces con mi familia cuando voy manejando y creen que estoy perdido. La verdad es que muchas veces si lo estoy pero no lo admito tan rápidamente. Deseo tratar de ubicarme antes de aceptar que si estoy perdido y recurrir a la ayuda del GPS. La retentiva para las direcciones, no está dentro de mis habilidades más fuertes, pero como quiera me ubico después del tiempo. Solo hago como dicen los Boy Scouts, “me detengo, busco un punto de referencia, retomo la dirección y sigo el camino”.

Muchas veces debemos hacer lo mismo en nuestra vida diaria. La Palabra de Dios dice que tenemos la tendencia de agarrar por un camino que no es el correcto. Tendemos a perdernos y a apartarnos de Dios. Tenemos una naturaleza pecaminosa que nos hace errarle al blanco. Una naturaleza que nos hace desviarnos fácilmente del camino de Dios. Es más, el camino hacia la perdición es amplio y la puerta es ancha para los muchos que escogen este camino (Mateo 7:13). Sin embargo, Dios desea que escojamos el camino angosto.

Para esto, debemos detenernos, buscar el punto de referencia que es Cristo y seguir Sus indicaciones. No importa que estés perdido o desubicado, lo que importa es que puedes retomar en este mismo momento la dirección correcta. La Biblia dice, “Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos” (Lucas 19:10, NTV).