“Es un deudor moroso”. Esa es una frase que muchos queremos evitar la cual es difícil de implementar. Las estadísticas arrojan que el común denominador de una persona que vive en los Estados Unidos gasta más del 60 % de su salario en cosas que se deben como la hipoteca de la casa, el pago del carro y una que otra línea de crédito que se está pagando. El otro 25 a 27% se va en gastos varios y solo un 13% parece estar libre para otros compromisos o para ahorrar. Si esas son las estadísticas generales en Estados Unidos, las otras naciones no se quedan atrás.
Queramos o no, somos deudores en un sistema que parece exaltar más el consumismo para vivir mejor. La Palabra de Dios nos insta a ser diligentes con la mayordomía de nuestros recursos y nos advierte de no ser esclavos de las deudas. Así que si debes algo, no te sientas mal. Solo trata de pagar tus deudas poco a poco. El huir, cambiar de número telefónico o evadir tu realidad, solo prolongará el estar atado a las deudas. Dios honrará tus esfuerzos cuando lo pones a Él en primer lugar y pides Su dirección. Él te ayudará en administrar tu vida mucho mejor. La Biblia dice, “7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”. (Romanos 13:7, RV1960).