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“Nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito, le corto la cabeza, le saco lo de adentro, y umm, qué rico gusanito”. Hay personas que aunque no se sepan esta canción, “el baile del gusanito”, la cantan y la viven con su accionar. Viven una vida de auto-conmiseración. Estas personas tienen una visión muy empañada de la vida. Ven que todos alrededor tienen algo en contra de ellos, que ellos no le hacen mal a nadie y que ninguno valora su trabajo y esfuerzo.

Viven al pie de la letra la canción del gusanito. Se auto lamentan, se auto laceran, se auto evalúan y se auto aniquilan aunque siguen vivos. Viven en una realidad distorsionada de la cual les es difícil salir. La auto-conmiseración se convierte en un obstáculo para todo avance personal debido a la reclamación exagerada de atención y simpatía. Quien se auto conmisera tiene una visión limitada ya que padece de una miopía vertical donde solo ve su propia vida sin observar horizontalmente lo que pasa con otros quienes también sufren o tienen conflictos a su alrededor.

Así que en la medida que dejes de lamentarte y centrarte solo en ti mismo, podrás darte cuenta que te relacionarás con los demás de manera más saludable y saldrás de la auto conmiseración. Debes decir, “basta” y mirar a tu alrededor. La Biblia dice, “No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás”, (Filipenses 2:4, NTV).