¿Cuántas veces tienes que hacer lo que no quieres? Repetidas veces en la vida tenemos que hacer algo que no queremos pero sabemos que tenemos que hacerlo. Esto puede ser a nivel físico, relacional o espiritual. Hay ciertas rutinas que debemos mantener, ciertas palabras que debemos de evitar, ciertos hábitos que debemos cultivar queramos o no. Esto va relacionado con la “diligencia”. Es más, la mayor parte de cosas que se conquistan en la vida no es porque sea fácil hacerlas o siempre se quieran hacer, es porque hay que hacerlas aunque no se quiera.
Por ejemplo, muchas veces no se quiere comer, estudiar, hacer ejercicio, establecer límites o cambiar algunas cosas pero tenemos que hacerlo. La diligencia y la constancia producen grandes dividendos en nuestra vida. Si hay algo grande que deseas conquistar, muchas veces no vas a querer hacer todo lo que tienes que hacer para lograrlo. Requiere de diligencia, esfuerzo y constancia.
De modo que, “hacer lo que no se quiere” desde la perspectiva de la constancia y la permanencia pueden ser la receta para conquistar lo que sí se quiere. Parece paradójico pero es una gran verdad. La Biblia dice que, “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”, (Isaías 40:29, NVI)