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“Hasta Luego” y “Dios le bendiga” fueron las palabras que escuché recientemente de un hermano en la iglesia quien era intencional en esperarme al final cada domingo para darme la mano y saludarme amablemente. Siempre con una actitud de alegría, sencillez y optimismo hacia la vida. Poco sabía yo que esa sería la última vez que recibiría su saludo ya que murió repentinamente por un infarto cardiaco con sólo 58 años de edad dejándonos perplejos con lo inesperado del evento.

Hasta luego es la frase que comúnmente usamos porque asumimos que viviremos mañana. Es decir, que tendremos un “luego” para saludar, amar, y vivir la vida que Dios nos ha dado. Pero, nuestra vida es frágil, débil y pusilánime. Las Escrituras dicen que somos como la hierba que crece, florece y luego se marchita. Como dicen por ahí, “lo único que tenemos seguro es la muerte”. Lo demás es limitado y contabilizado. Nuestro tiempo en esta tierra está cronometrado y no sabemos cuál será el día final de nuestra historia.

Estamos seguros que podremos decir un “hasta luego” aunque muramos sólo al asegurar nuestro destino reconociendo a nuestro Creador y a Su Hijo Cristo quien murió en la cruz por todas nuestras faltas. Si creemos por fe en Jesús entonces sí será un hasta luego porque viviremos no solo en esta vida sino por la eternidad. La Biblia dice en Juan 3:36a,“ Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna.” (NTV).