Hace algunos días, mientras estaba en el gimnasio recibí el texto de la esposa de mi amigo, el Pastor Joe Gerault, informándonos que el había muerto. Aunque en cierta manera todos estábamos esperando su partida debido a que estaba en estado terminal, fue algo que produjo una gran tristeza en mi corazón. De inmediato, me bajé de la máquina y partí hacia el hogar del Pastor Joe. Allí yacía su cuerpo inerte pero triunfante después de sufrir por 12 años de una enfermedad degenerativa llamada ataxia.
Joe fue un héroe de la fe. En todo momento tenía una palabra de aliento. Se vestía con camisas hawaianas para comunicar que la vida es hermosa y llena de colores aunque él ya estaba muriendo gradualmente. En el transcurso del tiempo, pasó de caminar firmemente, a caminar con un bastón, después a estar en una silla de ruedas y últimamente estaba confinado a una cama sin poder hablar lidiando con un descontrol en muchos de sus órganos vitales. Lo que nunca cambió fue su actitud. Él siempre estuvo confiado en Cristo y decía: “God is good”, Dios es bueno.
De sus labios no escuché quejas sino ánimo. Me visitaba en mi oficina hasta cuando pudo para preguntarme como estaba, para orar por mí y siempre interesado por mi familia. Él me enseñó que aunque la vida es breve y frágil, también la vida nos enseña a ser fuertes y vigorosos en la fe. Él vivió hasta su último momento por fe. ¡Yo espero hacerlo también! ¿y tú? La Biblia dice en Hebreos 11:6, “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”, (NVI).