Dos ingredientes indispensables en el evangelismo.
1) El precedente de la pureza de los creyentes
• Las impurezas detienen el evangelismo. La realidad de la hipocresía paraliza la iglesia y opaca la imagen de Cristo en su cuerpo, la iglesia.
La realidad interna – tenemos la opción, la capacidad y poder de decirle NO al pecado.
Podemos hablar mucho de Dios, pero solo podemos testificar (ser testigos) de lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas, y eso es primera y esencialmente ser libres de la esclavitud del pecado. Haber sido justificados y sellados con el Espíritu de Dios que nos hace santos, limpios y puros, nos da el poder para rechazar y vencer el pecado. Cuando compartimos de lo que Dios ha hecho en nosotros, lo hacemos con convicción y valor.
2) El poder de Dios manifiesto
Podemos y debemos esperar una manifestación del poder del Espíritu Santo cuando evangelizamos. Si Su Espíritu vive en ti, entonces el poder reside en ti. Deja que ese poder fluya, cuando El quiera, como el quiera. Se sensible a la dirección y voluntad del Espíritu Santo.