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Con Abelardo Barroso, una de las grandes leyendas del son cubano, comenzamos el programa. Buen momento para recordar su reaparición en los escenarios, en plena década del cincuenta.

Gracias al respaldo comercial de la etiqueta Puchito de Jesús Gorís y al auge que volvían a alcanzar las orquestas típicas o charangas, tras el éxito del cha cha chá, el veterano sonero revivia sus días de gloria.

Junto a la orquesta "Sensación" de Rolando Valdés, rescató algunos sones de los años 20 como "En Guantanamo", original de Felipe Neri Cabrera.

Toda nación late en las memorias de su gente. La nuestra, por suerte, ha sido terca y, a pesar de todo, sobrevive. Si prestamos atención a estas viejas grabaciones, como un mapa, pueden revelarnos de dónde venimos y, si le damos la oportunidad de no acabar en los basureros, y afinamos oídos y sensibilidades, descubriremos algunas pistas para seguir camino.

Continuamos repasando el catálogo Puchito de mediados del cincuenta. Presencia en sus producciones de una de las más importantes jazz bands de la época: los "Hermanos Castro". Con una labor de más de 25 años animando los bailables de la nación, para 1954 era considerada una de las más antiguas formaciones de su tipo.

En el staff artístico del recién fundado sello acompañó a cancioneros sobresalientes como Olga Guillot y Carlos Díaz, cantante estrella de la banda por esas fechas.

Olga Guillot y Carlos Díaz nos devuelven cuatro de sus éxitos "Puchito" grabados con el jazz band de los Hermanos Castro: "Dos caminos", de Fellove Valdés; "En nosotros" , de Tania Castellanos; el clásico francés "Hojas muertas", del binomio Kosma-Prevert, y "No puedo ser feliz ", del maestro Adolfo Guzmán.

El catálogo de la etiqueta norteamericana Victor producido en la frontera de los años 30 a los 40, nos permite acercarnos a una de las etapas más brillantes de la "cubanización" del jazz band.

Con más de una década de marcada presencia en el ambiente musical los arreglistas, instrumentistas y directores enmarcados en el formato orquestal importado del Norte, ya sostenían un variado repertorio con sones montunos, pregones, afros, boleros, guarachas, rumbas, congas, guajiras, entre otros géneros populares, adaptados a su grandiosa sonoridad.

Voces altas como las de Miguelito Valdés con la Casino de la Playa, Orlando Guerra (Cascarita) con la Hnos.Palau, Camilo Rodríguez con la orquesta de Mariano Mercerón y sus muchachos pimienta y Reinaldo Valdés (El Jabao) con la orquesta de Julio Cueva, completaban la fórmula.

De los primeros años 40, gracias a la magia del disco, pasamos a las ediciones de los sellos independientes de finales los años 50.

Ernesto Duarte, destacado compositor, arreglista y líder de orquesta para esa etapa, luego de su paso por la etiqueta Gema como productor musical, fundaba su propio sello.

La nueva aventura discográfica permitió al músico cimentar aún más un estilo bien original entre las bandas de su tiempo e impulsar las carreras -entre otros- de cantantes como Fernando González, Tata Ramos y Rolo Martínez. Ediciones del sello "Duarte".

Rolando Laserie, desde una producción Gema y con el ya clásico respaldo de Duarte, cierra está edición.