La riqueza ritmica de la música popular cubana, así como la temprana presencia de los artistas de la Isla en numerosos escenarios del mundo, sumado el respaldo comercial de las disqueras norteamericanas, convirtieron a Cuba (aún sin poseer una industria discográfica propia) en un sólido referente musical.
"El Manisero" de Moisés Simons se convertía en el pregón más famoso del mundo; Nilo Menéndez esbozaba el bolero canción con "Aquellos ojos verdes " y la "Serenata cubana" de Gonzalo Roig llegaba a París con un nuevo título: "Quiéreme mucho".
Para 1935 el salto tecnológico que había significado, a comienzos de la década anterior, el empleo de los primeros micrófonos eléctricos trajo consigo más posibilidades de difusión, además de un notable incremento de la calidad de sonido.
El tránsito de las grabaciones acústicas registradas en los llamados discos "ortofónicos" a los registros con microfonía eléctrica, brindó a los melómanos fidelidad y color, abriendo además un nuevo horizonte donde las producciones cinematográficas con la temática musical alcanzaron primerísimos lugares.
Unos minutos más en compañía de Gardel y algunos de aquellos tangos con los que conquistó a la fanaticada cubana desde las salas cinematográficas luego de firmar contrato de exclusividad con el emporio norteamericano Paramount.
Su honda presencia en la memoria afectiva de los cubanos nos permite acercarnos al gran Eligio Sardiñas Montalvo, el inmenso boxer negro, nacido en la barriada del Cerro, que conquistó fama y gloria con sus puños con el sobrenombre de "Kid Chocolate".
Alguna vez lo entrevistó Antonio García, notable coleccionista, periodista, investigador y fiel defensor del tango en la isla.
Y a propósito del Kid Chocolate los próximos minutos los dedicamos a otras figuras del deporte cubano cuya grandeza los hizo merecedores del homenaje artístico musical de sus contemporáneos.
Volvemos al ring con el campeón de los pesos pesados Geraldo Ramos Ponciano, mejor conocido como el Niño Valdés. Llega su recuerdo con una simpática estampa, original del guionista y escritor Arturo Liendo, a la manera del acuarelista de la poesía afro antillana: Luis Carbonell.
El ambiente beisbolero de los años 40, marcado por el enfrentamiento entre "Habanistas" y "Almendaristas", llega con el Conjunto "Matamoros". Cuarteta vocal de lujo: Miguel, Siro, Juana María Casas "La Mariposa" y un juvenil Carlos Embale.
Seguimos con aquellos formidables conjuntos soneros. Roberto Faz, Roberto Espí y Rolito Rodríguez con el Conjunto Casino del año 1954 nos traen de vuelta a Orestes "Minnie" Miñoso, el "Cometa Cubano" que llegó a las Grandes Ligas.
Le seguirá el peso mediano Gerardo González Hernández bautizado como Kid Gavilán, quien a mediados de los años 50 probó suerte como bailarín. Presentaciones en directo del Conjunto Casino: "Miñoso al bate" y "El mambo de Gavilán".
Desde Barcelona es un gusto volver a disfrutar del arte de la trovadora y compositora Mane Ferret.
Trova cubana de la buena sin importar la distancia. Voz, sentimiento y guitarra haciendo girar la rueda del incesante devenir de la música popular cubana.
Con un grupo de sones, boleros y guarachas recordamos el natalicio del guitarrista y compositor cienfueguero Rafael Ortíz.
Bien conocido en el ambiente musical de los años 30 del siglo XX con el sobrenombre de "Mañungo" entregó sus mejores años al emblema sonero, desarrollando al frente del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro una labor trascendental.
Mañungo falleció en La Habana el 29 de diciembre de 1994. Había nacido en Cienfuegos el 20 de junio de 1908.