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Comenzamos con la orquesta del percusionista Elio Revé, renovada conceptualmente a finales de los años 60 con los arreglos y las obras de un jóven bajista, el futuro creador de "Van Van": Juan Formell.

Notable la presencia de Elena Burke en el catálogo de la etiqueta estatal Areito de esos años, defendiendo las piezas de Formell.

Con el denominado "changüí 68" el talentoso músico prefiguraba el Songo.

Y muy a propósito de la generación de trovadores que entre los últimos años 80 y primeros 90 oxigenó la banda sonora cubana retomamos la obra del incombustible Alejandro Frómeta.

Integrante de aquella importante cofradía de trovadores del enclave habanero de 13 y 8, Frómeta sigue fiel al riquísimo mundo lírico y armónico que, desde los tiempos de "Superávit" junto a Carlos Santos y el desaparecido Raúl Ciro, lo hizo destacar entre sus contemporáneos.

Con múltiples influencias donde resaltan los aires de la música popular de Brasil y el rock and roll argentino, nos regala "Agujas del alma".

De su álbum "Celular" escogemos "Maldita seas tristeza". En los coros Janet Sierra y Alejandro Gutiérrez. Se sumó además un viejo conocido: el Dr.From.

Escuchamos a uno de los grandes soneros de la primera mitad del siglo XX cubano: Abelardo Barroso.

Reinó durante los años 20 y buena parte de los 30 gracias a sus cualidades vocales y al auge que alcanzaron entonces el son y el danzonete. En los 40 durante la era dorada de los conjuntos, el éxito del danzón de nuevo ritmo, el swing y el bebop, el cantante no tuvo muchas oportunidades de lucimiento.

Sin embargo, por esos caprichos de la música su relativo silencio se rompió en plena década del 50 gracias al apoyo comercial de la etiqueta Puchito de Jesús Goris y la orquesta del percusionista Rolando Valdés.

Bien establecida "la era del cha chá chá" Barroso adaptó su estilo, netamente sonero, a la orquesta tipo charanga.

Un desprendimiento de la importante jazz band "Hermanos Castro" dio lugar en 1939 a la fundación de la orquesta "Habana Riverside". Una década y media después la etiqueta independiente "Puchito" la sumaba a su staff artístico. Dominaban en ambiente musical el chá chá chá y el mambo y la sonoridad de la "Riverside" bajo la batuta del saxofonista Pedro Vila, alcanzaba su máximo esplendor con su cantante estrella: Tito Gómez.

El guitarrista, compositor y arreglista Juanito Márquez colocaba en el repertorio de la "Riverside" algunas de sus obras: "Naricita fria" y "Alma con alma".

Volvemos al recuerdo de aquellos formidables conjuntos cubanos soneros que durante los años 40, 50 y 60 reforzaron la presencia de la música popular cubana en el mundo.

Tres grandes del Son: Arístides Balmaseda, Filiberto y el Chino Lahera con el conjunto "Estrellas de Chocolate", el piano de Columbié y los arreglos y el tres del gran Niño Rivera.