Los decisivos años 40, a la par de la cristalización de la radio independiente con sus cientos de programaciones en directo, trajeron consigo tiempos definitorios para la música popular. Aunque no libres de dificultades fueron tiempos de verdadera evolución.
Comenzaba a cristalizar la era de los conjuntos soneros; el danzón de nuevo ritmo oxigenaba las charangas; los jazz band, cada vez más "cubanizados", asimilaban un variado repertorio de guarachas, congas, montunos, sones, boleros y guajiras, sin olvidar las corrientes del swing que ya interactuaban en casi todos los repertorios populares.
Los concursos de aficionados en la radio como "La Corte Suprema del Arte" continuaban develando talentos, mientras que la implacable guerra entre Mestre, en CMQ, y el guajiro Amado Trinidad Velazco, desde RHC Cadena Azul, con su táctica de contratar talento pagando elevadas sumas, beneficiaba al sector artístico musical, estableciendo nuevos y mejores cánones económicos.
Lejanos los ecos de la 2da guerra mundial los años 40 le abrieron las puertas a jóvenes talentos como Senén Suárez, animados por el atrayente sueño de triunfar en la capital de la república.
Aunque La Habana no se la puso fácil a aquel guajirito que en 1941 decidió abandonar Manguito, su pueblo natal, el talento, la cordialidad con sus compañeros y las ganas de hacer siempre buena música, poco a poco le permitieron insertarse en el ambiente artístico.
Tiempos de experimentación en los que Senén, con su inseparable guitarra, fue desarrollando su estilo en diferentes formaciones, pasando por la sencillez del trío hasta llegar al conjunto de sones, transitando aquella primera década con el trío “Bumbané” y luego el Quinteto de Celso Vega, devenido "Los Guaracheros de Oriente".
Otro punto de giro importante para la decisiva evolución de los años 40 fue la fundación de Panart, primer esfuerzo discográfico independiente, netamente nacional.
En 1946 Sabat buscaba una agrupación al estilo del Conjunto Casino para competir con RCA Víctor. De esta forma Senén fundó el Conjunto Colonial junto al cantante Nelo Sosa, recién salido del "Casino", adentrándose así en un formato que ya admiraba.
La primera versión del "Colonial" duró apenas un año. Siempre como parte del staff artístico Panart, Senén pasaría al conjunto de Ernesto Grenet, donde destacaron las voces de Laíto y Vallejo. Agrupación que pasó a dirigir en 1951 rebautizándola con su nombre.
El conjunto de Senén Suárez tuvo desde entonces su cuartel general en la pista del cabaret "Tropicana" dejando además una huella memorable en el ambiente musical de los explosivos años 50s grabando para etiquetas como Seeco, Puchito, Panart y RCA Víctor.
Para la segunda mitad de los años 50s, la inseguridad ciudadana generada por el enfrentamiento entre las fuerzas represivas de la dictadura y el movimiento clandestino en la ciudad afectó en gran medida al ambiente artístico-musical.
Luego de siete años en su escenario, en 1958 el conjunto de Senén terminaba su contrato en el cabaret "Tropicana".
La convulsa década de los 60s, además de traer cambios radicales en el panorama social, económico y político, trajo además un variado espectro de ritmos marcados por la sonoridad de la guitarra eléctrica.
Con las listas negras instauradas en los medios comenzaban a quedar en el olvido muchas de aquellas guarachas, sones y rumbas que grandes intérpretes como Celia Cruz le habían grabado al talentoso compositor en los años 50s.
Senén Suárez, el amigo entrañable, el investigador, el maravilloso músico y compositor, fue feliz.
Con una lucidez y energías envidiables vivió sus últimos años entregado a la investigación, compartiendo y dejando escritas memorias invaluables, rodeado del calor de su esposa, familiares y amigos. Su inmenso legado musical ha trascendido tiempo y fronteras.