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Entre 1939 y 1945 el mundo se estremeció con los terribles ecos de la segunda Guerra Mundial. La música, mientras crecía como lenguaje universal, fue una tabla salvadora entre tanta barbarie. Probablemente, entre lo más escuchado por aquellos años, sobresalió el swing, hijo natural del jazz.

Comenzamos con el influyente estilo del trombonista, arreglista y líder de orquesta Glenn Miller, uno de los alquimistas del sonido big band, desaparecido en un vuelo militar el 15 de diciembre de 1944. 

Miguel Matamoros, el coloso del son oriental, alguna vez se dejó seducir por sus encantos. Su bolero "Conciencia", notablemente influenciado por el swing, es una muestra de lo que ya acontecía por estas tierras fruto de esa interacción.
 
Nuevas posibilidades melódicas y armónicas permitieron al genio de Matanzas Pérez Prado, durante la primera mitad de los 40, experimentar con sus arreglos en los atriles de la orquesta "Casino de la Playa".

En las filas de esta importante jazz band criolla contó con un cantante precursor para desarrollar sus creaciones: Orlando Guerra "Cascarita". Mambo y swing en los directos del estelar "Show Pinilla ".

La señal de la radio independiente cubana de 1945 nos permite regresar nuevamente a los estudios de la CMQ Radio, de Monte y Prado. "El club del swing" fue otro show en directo donde las bandas de Mario Romeu, Alfredo Brito y Felix Guerrero, indistintamente, acompañaron a jóvenes talentos defensores de ese estilo. 

A través de discos, emisiones radiales, partituras, y cientos de producciones fílmicas, la electrizante era tuvo en las big bands un sound track bien original Artie Shaw, Woody Herman, los hermanos Dorsey con su cantante Frank Sinatra, Louis Armstrong, el gran Cab Calloway, Chick Webb, Benny Goodman, y Glenn Miller con el cuarteto vocal "The Modernaires", fueron sólo algunas de las figuras del potente movimiento musical.

En Pinar del Río un niño negro solía deleitarse escuchando en un fonógrafo aquellas grabaciones en discos de pasta de 78 revoluciones por minuto. El Niño Rivera fue armando en su cabeza todo un mundo armónico que, a finales de los años 40, volcó en sus arreglos para el Conjunto Casino cuando fue reclutado por su director Roberto Espí como arreglista principal del popular conjunto. Fue el "Casino", probablemente, el grupo sonero más progresivo de ese tiempo en la Isla.

Los 40 fueron años de sucesos importantes en lo musical. Las charangas salieron adelante gracias al danzón de nuevo ritmo de los hermanos López. 

Al swing se sumaba entonces otra criatura: el Bebop. Celia Cruz y Beny Moré, en directo y en todo su esplendor: "Fiebre de Bebop" y "Devuélveme el coco".

En 1947, cuando los pasos de Chano Pozo y Dizzy coincidieron, al percusionista cubano no le era nada ajeno el swing. Su gran sentido del ritmo le permitió adaptarse a la banda del trompetista. Como antecedentes sus rumbas, guarachas y montunos con marcadísimo swing: "Ariñañara", "Blen Blen Blen", "Nagüe", "Pin Pin" y "Chévere", entre muchas otras.

Tener "swing" cobró además un amplio significado: una actitud ante la vida marcada por cierto desenfado, una manera de vestir, de caminar, de bailar, y de desenvolverse en determinados círculos sociales. "Manteca" y "Algo bueno", dos piezas del binomio Pozo y Gillespie. Es ahora el Quinteto de Música Moderna de 1959 con Frank Emilio a la cabeza.

Finalizaban los años 40 y un oxigenante movimiento de compositores combinaba mucho swing con otro elemento importante: el feeling. Entre las voces más notables, vinculadas a esa importante ola: Doris de la Torre y Pablo Milanés.

Arsenio Rodríguez, legendario por su apego al afinque del son montuno más raigal, radicado en EEUU y en una ciudad multicultural como Nueva York, conectó aún más con sus ancestros congos abriendo su música también al swing. "Quindembo Hot".

Miguelito Valdés despide este segmento con otra creación del percusionista, rumbero y compositor Luciano "Chano" Pozo."Si no tienes swing"