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Fue un sobreviviente de aquellos años dorados de la música popular cubana. Laíto Sureda entró con muy buen pie a la llamada "era de los conjuntos de sones" respaldado por el timbre vocal típico de los soneros. Un buen sentido del ritmo y el dominio de la improvisación también le valieron de credenciales, recién llegado de la región cienfueguera a La Habana de 1944.

Para cuándo daba inicio a su provechoso recorrido por formaciones como el conjunto "Kubavana" de Alberto Ruiz y el conjunto de Ernesto Grenet, su ídolo era Miguelito Valdés, pero durante sus avatares en la capital fue perfilando su estilo propio.

Año 1954, a punto de dar un salto importante en su carrera y unirse al conjunto "Sonora Matancera", Laíto ha grabado no pocos discos para RCA Víctor y Panart.

En apenas dos años, entre 1955 y 1956, pasa de la "Sonora Matancera" al conjunto "Casino" y, luego de formar parte de la primera versión del conjunto de Roberto Faz, también hace lo suyo en las filas de la orquesta "América", aunque definitivamente es con Senén Suárez donde logra asentarse la mayor parte de su carrera hasta bien entrados los años 80.

Artista inquieto y temperamental lo de Laito era irse con las botas puestas. Hacia 1996, luego de una década de silencio, resurgió como en sus mejores tiempos haciéndose acompañar por un conjunto de pequeño formato al estilo de la "Sonora Matancera".

Laíto Sureda falleció en La Habana el 8 de septiembre de 1998. Había nacido en Cienfuegos el 7 de mayo de 1914.

Se despedían los años 80, década que resultó ser definitoria comenzando con el éxodo del Mariel y terminando con los lejanos ecos de la perestroika rusa avivando las ansias de cambio de los cubanos.

El grupo "Monte de espuma" bajo la dirección del guitarrista Mario Daly con los arreglos del bajista Eudaldo Antúnez y la tecladista Ada María Valdés, llamaba la atención con Tanya Rodríguez en la delantera vocal y el drum eléctrico de Mauricio López.

En el repertorio incluído en el primer álbum de la banda, titulado "Latino" y editado en 1987, destacaron las composiciones de Mario Daly, Donato Poveda y Fernando Rodríguez.

En ese orden autoral recordamos tres de los primeros éxitos de "Monte de espuma" con Tanya como vocalista.

"Desde mi jardín, el mar", "Recordaré" y "Ese hombre está loco" fueron algunos de los temas que le permitieron a Tanya abrirse un lugar entre las figuras sobresalientes del rock nacional.

Hoy volvemos al recuerdo de aquellos compositores de música popular, cronistas naturales del tiempo que les tocó vivir. Bien atentos al latido social, al pulso callejero, no siempre contaron con estudios musicales y en muchos casos, en el punto más creativo de sus carreras, apenas conseguían vivir decorosamente del fruto de la composición, teniendo que depender de un oficio para ganarse el sustento.

Cuatro grandes compositores cubanos recordamos hoy:

Cesar Portillo de la Luz: finalizando los años 40, cuando componía temas como "Contigo en la distancia", se ganaba la vida como pintor de brocha gorda. Es Lucho Gatica con el trío Los Peregrinos.

Osvaldo Arburquerque: con el jocoso sobrenombre de "cámara lenta" fue bien reconocido en el ambiente artístico de los 50s donde para publicaciones como la revista "Bohemia", ejerció su labor de fotógrafo.

René Álvarez hizo una magnífica versión de su bolero "Triste condena".

Néstor Mili: a pesar de estar vinculado a los avatares de la música desde los años 20, cuando formó parte de la agrupación sonera "Jóvenes del Cayo", fue durante buena parte de su vida marino mercante. Innegable su impronta en el cuarteto "Los Zafiros" ."La caminadora" fue uno de los grandes éxitos de esa importante formación vocal.

Vida y obra fundamentales en el devenir de la música popular cubana, poco más podríamos decir de este gigante del Son: Ignacio Piñeiro. Nos despedimos con su Septeto Nacional y algunas de sus antológicas piezas.