Hay momentos en la vida que nos van indicando que ya es momento de dejar ir, que es momento de alinearnos con los planes de Dios. Y que por muy doloroso que sea desprendernos, es mejor soltar, abandonarte a los brazos del Señor para reconocer tu propósito.
En esta transición, suelta, confía, abandónate a la voluntad de Dios ¡Todo estará bien! Créelo.