La transición a la superinteligencia puede ser un proceso rápido, «solo de software», que podría producirse en un solo año debido al progreso algorítmico compuesto, independiente de las limitaciones de poder de cómputo. Este rápido despegue crea un período de intensa inestabilidad geopolítica, ya que la primera nación en alcanzar la superinteligencia obtiene una ventaja estratégica decisiva, análoga al desarrollo de armas nucleares. Es probable que la guerra cibernética sea la primera gran amenaza geopolítica impulsada por la IA, lo que provocaría una intervención gubernamental que podría frenar el desarrollo del código abierto, pero establecería precedentes en materia de seguridad. Durante una transición tan rápida, los modelos de código abierto se quedarían demasiado atrás para servir de control de los sistemas líderes, lo que haría recaer la responsabilidad de las decisiones de seguridad en un pequeño número de personas con acceso a información privilegiada en los principales laboratorios de IA. Decisiones fundamentales, como exigir una comunicación auditable por humanos en lugar de un «neuralés» eficiente pero opaco, podrían determinar el éxito de los esfuerzos de alineación. Tras la singularidad, la superinteligencia podría aprovechar el efecto multiplicador de la persuasión sobrehumana y las zonas económicas especiales para lograr rápidamente la automatización de la economía física, transformando la sociedad con tecnologías como la pronosticación avanzada, la detección de mentiras y la mejora humana. – Resumen generado por IA.