Apocalipsis 17:5 “Y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA”
En este tiempo la gente llámese impía o cristiana está llena de mucha lepra espiritual, cargas espirituales, actividades demoniacas, gente oprimida que andan en depresión y en tristeza, personas marcadas con etiquetas espirituales que están consumiendo en medio de sus confusiones, sus vidas, sus familias y sus descendencias.
Todo esto se debe a estructuras espirituales de maldad que se formaron desde el inicio de la creación y que se han implantado sutilmente en el ser humano y que hoy por hoy se han vuelto común o normal hasta tal punto que llaman a lo bueno malo y a lo malo bueno; todo esto comenzó en el libro de Génesis 3 cuando Satanás cambió la percepción del ser humano de todas las cosas que van en contra de la luz, en contra del evangelio, en contra de la verdad descrita en la palabra, en contra de lo que Dios dijo, prácticamente cambió lo que Dios dijo y lo convirtió en una mentira, en una falsedad y la mujer le creyó a la mentira y a la falsedad, Génesis 3:1-5 “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”, voy a mostrarles donde se crearon estas estructuras y comenzaron a hacerse realidad hasta el día de hoy:
Todas estas grandes estructuras del mal crean y forman “etiquetas o marcas” que se introducen en el ser humano desde el momento en que somos engendrados hasta hoy, ya bien sea por herencia espiritual o por herencia natural, un ejemplo de esto Jacob, vivió bajo la etiqueta de tramposo y usurpador, Dios tuvo que enviar un ángel para librarlo de esa etiqueta para siempre, y le cambió el nombre de Jacob a Israel, de usurpador a “Dios prevalece o el que lucha con Dios”, otro ejemplo claro son Sara, Rebeca y Raquel esposas de Abraham, Isaac y Jacob, una descendencia marcada y etiquetada por la esterilidad, Dios tuvo que romper la esterilidad de Sara mediante la promesa que le dió a Abraham en Génesis 12:2-3 “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”, la esterilidad de Rebeca en Génesis 25:21 “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer”, y la esterilidad de Raquel en Génesis 30:22-24 “Y se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo”.
David también experimentó esa etiqueta de maldad y rebelión y fue ante el Padre y con una oración que declaró diciendo: “Borra de mis registros toda rebelión”, Salmos 51:1-14. Muchos de los que estamos aquí han sido “marcados con etiquetas” y vamos por la vida cargados de estructuras de maldad, de iniquidad y de maldición las cuales necesitamos que Dios rompa y destruya para poder caminar en la libertad con que Cristo nos hizo libres… (Cuantos dicen amen, den un fuerte aplauso al Señor… fuerte ese aplauso).
Solamente el poder profético de la liberación y la Palabra profética podrá romper los registros o las etiquetas, estructuras de maldad, de pecado, de iniquidad y de maldición con la cual hemos sido marcados desde el momento mismo de nuestra concepción o las que hemos adquirido en el transcurso de nuestra vida ya bien sea por nuestros pecados, maldades e iniquidades, como también la herencia que recibimos de nuestros ascendientes o las que hemos recibido de personas o autoridades espirituales, emocionales, sexuales, físicas o económicas.
Estos registros de maldad han sido incrustados en nuestro interior hasta tal punto que han creado estructuras de maldad las cuales necesitamos detectarlos para destruirlos ya que muchas de las cosas que vivimos a diario son prueba de ello; cuando en su vida se produce traición hay registros de traición; si se produce rechazo hay registros de rechazo en su vida; si en usted hay enfermedades es porque hay registros de enfermedades incrustados por herencia o por maldiciones generacionales o por estructuras de maldad en su ADN espiritual.
Dios nos salvó en Cristo Jesús, nos sacó del reino de las ...