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Lecturas 1) Act. 1, 12—14 ; 2) Lc. 2,l (Lc.2,19).

Queridos hermanos propongo meditar juntos a propósito de estos dos textos bíblicos:

— María en oración con los Apóstoles en el Cenáculo;
— María, guardando y meditando en su corazón los misterios de su Hijo.

En otras palabras: reflexionemos sobre la plegaria de María o sobre María orante.

1) El preludio

Si levantamos el telón de esta historia en el momento de le Encarnación del Verbo, contemplemos previamente, como preludio, cómo era la oración de María antes de la Anunciación.

• La simplicidad y el encanto de la piedad de María niña;
• La pureza y la belleza de le plegaria de María adolescente, capaces de embelezar y conquistar el corazón de Dios...
• Espíritu filial, oración de hija de Dios Padre.. ;
• Lo mejor de todo el Antiguo Testamento y como condensándolo en la plegaria — Salmo viviente— de espera ansiosa del Redentor...;
• Ella era la Inmaculada, la sin pecado. María estaba en tensión hacia Dios y sin posibilidad alguna de que cualquier creatura desviara la dirección orante de su vida...;
• Ella era la plena de gracia Y si la gracia corre paralela a la oración, el grado de oración de María debió ser desde el principio muy alto. Y sin embargo siempre creciente. como la gracia, que poseía en plenitud relativa...

2) Primer acto: María orante en la vida oculta.

Cuando el ángel se presentó a María (Lc. 1,26-38), ¿no es verosímil pensar que la encontrara orando?. Y en el éxtasis de aquella oración, EL VERBO SE HIZO CARNE... (Jn.l,14).

La oración de María a partir de entonces será también oración de Esposa al Dios Espíritu Santo y oración de madre respecto de Dios Hijo.
Y el “Fiat” de la Anunciación es el signo de la autenticidad de la oración de María. Porque una oración es auténtica cuando se traduce en humilde docilidad y obediencia a la voluntad de Dios.

¡Pensemos en los diálogos misteriosamente orantes de María y Jesús presente en su seno durante los nueve meses de gestación! Un sagrario viviente y toda Ella hecha plegaria allá adentro.

La VISITACION (Lc. 1,39-56) es la oración traducida en caridad fraterna y servicio, otro signo de autenticidad. El Magnificat es la oración hecha poesía y hecha canto. Es la tipología de la oración de acción de gracias.

El NACIMIENTO de Jesús. Su madre lo da a luz como en un éxtasis. Y se une a los ángeles para cantar la primera gloria de la primera Navidad y a los magos en su plegaria adorante.

Y el Verbo humanado se hace sensible, visible, cercano. Los besos, abrazos y cuidados de María prefiguran toda la unión de los místicos con el Señor.

Oración de la vida oculta de María hecha

• De gozos presentes y dolores futuros preanunciados,
• De presencias y ausencias de Cristo, como en el episodio de la pérdida y hallazgo en el templo (Lc.2,4l-50)...
• Inspirada en cada palabra o cada gesto de Jesús niño, adolescente o joven.

Y siempre Ella guardando y meditando todo en su corazón (Lc.2, 51).
Eran los MISTERIOS GOZOSOP DE MARÍA.

3) Segundo acto: María orante en la vida pública de Jesús.
Desde el comienzo, en Caná, intercede por nosotros: (Jn.2,3)

¡Cómo habrán resonado en el almo contemplativa de María aquellas palabras de Su hijo acerca de la oración!:

• (Mat. 6, 9 ss.)
• (Mt. 7,7 ss.)
• (Lc.11,42)

Y aquellos ejemplos de Jesús:

• De oración en el desierto o en lo montaña (Mt 14,23…)
• A solas o con sus discípulos, como en la Transfiguración (Mt .17, l-8)
• Antes de la elección de los apóstoles y antes de los milagros…

Y, aunque a la distancia, siempre guardaba todo en su corazón. Como la tierra fértil de la parábola del sembrador (Lc. 8, 4-15). Por algo el evangelista Lucas pone inmediatamente después de esta parábola el relato de aquel episodio de su Madre buscándolo: (Lc. 8,21). Es la tierra buena de la parábola. Es el corazón de María guardando y meditándolo todo (Lc.2,19.51).

Con la Pasión de Cristo viene el sacrificio de la cruz, que es le oración perfecta y los MISTERIOS DOLOROS de María. Son las noches oscuras más terribles del alma y de la oración de María.

Pero justamente aquí es donde Ella se muestra más sublime y más excelsa. Stabat mater.

4) El Epílogo
Resurrección. Ascensión. Pentecostés. María en oración con los Apóstoles. Asunción. Coronación. Los misterios gloriosos de María. Y María siempre orante a través de los misterios, a la vez de Cristo y de María, gozosos, dolorosos y gloriosos. Su vida es el primer rosario. Un Rosario viviente. Y para nosotros el Rosario será:

— contemplar los misterios de Cristo desde María
— desde el corazón orante que todo lo guardaba y meditaba...

Los misterios gloriosos son un epílogo que aún está presente porque no acaba más. Porque la mujer orante ha sido fijada para siempre como intercesora y mediadora junto a su Hijo.

Pero la orante, como una madre que enseña a rezar a sus hijos, es para la Iglesia MAESTRA DE ORACION.

— lo fue para los santos y los místicos de todos los tiempos desde aquel Pentecostés;
— lo debe ser para nosotros...

Queridos hermanos, creo que este misterio de la plegaria de María que hoy meditamos nos tiene que poner a todos en crisis. Debemos dejarnos interpelar por una pregunta que debe emerger en todos nosotros:

¿Rezo? ¿Rezo suficiente? ¿Cómo rezo? ¿Cuánto rezo? Un cristiano que no reza es un contrasentido, es un chiste. Un alma que busca la perfección y no reza es un mentiroso. La oración no puede casarse con el pecado mortal. O dejo de rezar o dejo el pecado. La oración no puede casarse con la imperfección, con los pecados veniales: o dejo de rezar o corrijo mis defectos y adelanto de veras hacia la santidad.

Queridos hermanos, seamos hombres de oración. Emulémonos mutuamente a la plegaria. Y recen sobre todo por nosotros sacerdotes pare que no sólo prediquemos acerca de la oración sino que la vivamos de verdad. Amén.