Lili, convirtió el diagnóstico de autismo de su hijo en el inicio de una misión de vida. A través de un proceso largo y a veces doloroso, aprendió a abrazar su nueva realidad, a buscar contención y a priorizar su bienestar emocional como madre y como mujer. Desde ese lugar de conciencia nació Reencuentro, un espacio terapéutico que hoy acompaña a otras familias a vivir el duelo, la aceptación y el amor desde un lugar de empatía real. Lili nos recuerda que el acompañamiento transforma, que la empatía alivia, y que sanar es posible cuando nos damos permiso de sentir, de pedir ayuda y de mirar hacia adentro. Una historia que trasciende un diagnóstico y nos invita a reencontrarnos con lo que somos y con lo que tenemos.
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