El amor por los caballos viene de varias generaciones atrás en la familia de Eugenio. Su espíritu competitivo lo llevó a enamorarse de esta disciplina que inició como un hobby pero que luego se convirtió en su forma de vida. La oportunidad que el deporte ecuestre le ha dado de poner en alto el nombre de México es algo que para él no tiene precio, pues su orgullo por ser mexicano le inspira a luchar para tener buenos resultados. Como jinete, atleta de alto rendimiento y representante de nuestro país en los Juegos Olímpicos de Tokio, está dispuesto a demostrarle al mundo entero que México está para competir contra cualquiera. Eugenio afirma que su vida entera ha sido amoldada por los caballos enseñándole que no se puede controlar todo, que no debes darte por vencido y que siempre debes luchar por lo que quieres. Él sabe que tanto en la vida como en su deporte habrá obstáculos, pero siempre hay una forma de saltarlos. Una historia de disciplina, competitividad, profesionalismo y humildad.
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