La maternidad le ayudó a Rubí a encontrar su propósito de vida. Raúl nace de su corazón y llega a ella a los 4 años. Dos años después se embaraza y nace Leah quien es diagnosticada con Síndrome de Cri-du-chat. Dicha condición le trajo grandes desafíos a su vida los cuales le enseñaron la importancia de validar las emociones. Hoy Rubí sabe que la verdadera inclusión está en voltear a ver la discapacidad y entender lo que el otro vive. Esto lo comparte en su proyecto “Amar no necesita palabras”, el cual nos acerca a un mundo lleno de retos, pero con una belleza increíble. Rubí está dedicada a darle amor a sus hijos y se siente más viva que nunca. Una historia de entrega.
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