La iglesia debe ser el lugar más seguro del mundo, un lugar que recibe a todo aquel herido y quebrando no para juzgar (Solo Dios juzga) ni para tolerar o justificar el pecado, sino para restaurar en la gracia de Dios. La iglesia debe ser un lugar seguro para restauración, esto es lo que Dios hizo y hace con nosotros sus hijos.