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Uno de los retos más grandes o mejor dicho uno de los temores más grandes que personalmente tengo como Pastor o como comunicador Cristiano es al momento de compartir y enseñar la Palabra de Dios frente a personas. Mi temor es: Cometer un error. No me refiero a cometer un error de alguna palabra mal dicha o pronunciada (aunque siempre hay que tener cuidado). Ya que la biblia fue escrita en Griego, Hebreo y Arameo, lenguas que desconozco y no hablo, por lo cual mi persona y todos debemos tener cuidado al momento de interpretar en manuscrito sagrado. A lo que me refiero es a lo que dice la Palabra de Dios en Deuteronomio 4.2 BLENo cambien ninguno de los mandamientos que yo les he dado de parte de Dios; más bien, obedézcanlos”.

Esta porción que leímos dice en pocas palabras: No cambien ninguno de los mandamientos

De esta porción podemos extraer dos principios fundamentales y sobre todo que ningún predicador o comunicador Cristiano debe de olvidar al momento de compartir la palabra de Dios ya que de todo lo que decimos daremos cuenta delante de Dios:

1. Está prohibido por Dios mismo cambiar los principios de la Palabra que Él mismo le dió a los hombres a través de las generaciones, esto se confirma durante el transcurso de toda la Biblia, y

2. Los estatutos, mandamientos o reglas (como usted quiera llamarlos) fueron dados por Dios como resultado de su amor a nosotros, ya que al igual que nosotros mismos vivimos o establecemos para nuestras vidas reglas con el único propósito de..? Protegernos y cuidarnos a nosotros de: nosotros mismos. Igualmente Dios mismo estableció un grupo de reglas, llamadas mandamientos con el propósito de protegernos igualmente.