La ley de Dios no debe verse como una carga, sino como una guía de vida que nos protege y nos lleva a una relación más profunda con Él. No podemos caer en el error del antinomismo, que sostiene que la ley es irrelevante bajo la gracia. Al contrario, debemos obedecerla no para obtener la salvación, sino como una respuesta amorosa a la gracia que ya hemos recibido en Cristo.
Andrés Martínez 8 septiembre 2024.