En este cuarto domingo de Adviento reflexionamos sobre la esperanza cristiana: no como un simple deseo, sino como una certeza segura. A la luz de Isaías 40 vemos que nuestra esperanza está firmemente fundada en la promesa de Dios cumplida en Cristo, en su Palabra que permanece para siempre y en Jesús, el Pastor prometido, que vino a salvar, cuidar y guiar a su pueblo. Por eso, en Adviento celebramos una esperanza que no muere, porque descansa en un Dios fiel que cumple todo lo que promete.
Pbro. Wilbur Madera Rivas 21 de diciembre 2025.