Los adolescentes piensan que ya están capacitados en el viaje de la vida y no dudan en tomar más de una decisión pendeja. No importan los consejos de las personas con experiencia, esos que nos sentimos con la capacidad de darles lecciones de vida y de que tenemos más edad y experiencia que ellos. Nuestras palabras solo son ruido, voces que se llevan el viento.