Dios quiere que seamos un ramillete de uvas y no de pasas. Es hermoso y apetecedor cuando vemos un racimo de uvas radiante y crujiente; asà debemos ser en este mundo donde reflejemos la bondad de Dios a tantas personas que sufren. Las uvas son dulces, pero estan encajadas, y arrugadas. Para ser efectivo en el reino, no podemos andar cabizbajo porque permitimos que los problemas de la vida nos drenen.