Tras el éxito de Las Bodas de Fígaro en Praga, Mozart recibió el encargo del empresario para componer una nueva obra lírica, que sería estrenada en el Teatro Nacional a un público que estaba encantado con la música del salzburgués. Wolfgang acudió al mismo libretista, Da Ponte, quien le propuso el tema del Don Juan, lo cual el compositor aceptó de inmediato. De acuerdo con el libretista, Mozart se encargó de entretejer drama y comedia, combinando los estilos de la ópera seria y la ópera bufa, con una ambigüedad premeditada que concluye en el sexteto moralizante que sirve de epílogo y que puede ser entendido como una parodia.