Durante la primera mitad del siglo XIX, Gioachino Rossini se convirtió en el rey de la ópera bufa y en el compositor italiano más famoso. En su juventud mostró una gran afición por el estudio de los grandes músicos germanos como Haydn y Mozart, una pasión que le valió el apodo de "il tedeschino", el pequeño alemán. Al igual que Mozart, desde sus comienzos Rossini se mostró muy polifacético, cubriendo todos los subgéneros de la música escénica, incluyendo la ópera francesa. Aunque con el tiempo fue más conocido por sus óperas bufas, también fue el responsable de crear una nueva dramaturgia musical que le abrió paso a Bellini y Donizetti.