Los Castrati dominaron la ópera: cantaban lo que querían, como querían y cuando querían y eso era lo que entusiasmaba al público. Por esta razón llegaron las reformas de Zeno y Metastasio y luego la Reforma de Gluck. Co el clasicismo prevalece el equilibrio y se canta solamente lo que el compositor ha escrito, de la manera en que lo ha indicado y lo que se representa debe tener apariencia de realidad.