Uno de los antecedentes de la ópera en Inglaterra en el siglo XVI fue el Afterpiece que se interpretaba al final de una obra de teatro: comedias cortas, farsas o pantomimas para aligerar las tragedias de cinco actos que se interpretaban en el teatro. La reducción de los precios de admisión después del tercer acto, posibilitaba ver el final de la obra y el Afterpiece a los aficionados menos refinados y a los trabajadores de menores recursos. En algún sentido, anticiparon las Balad-óperas del siglo XVIII.