Tres elementos marcaron el desarrollo y la evolución de la ópera: la creación de teatros para todos los públicos, la importancia de los cantantes, castrati y prima donne y la incorporación de la música como elemento básico. El público, que pagaba por el espectáculo, influyó enormemente en el cambio musical del recitar cantando al canto del aria estrófica y al dueto. Además exigía obras nuevas, por lo cual se presentaban óperas de buena y de mala calidad. La disminución de recitativos y la reducción de la orquesta y los coros, hizo que los cantantes fueran las estrellas que opacaban a sus creadores, tanto libretistas como compositores.